Aunque más que vírico, el fenómeno es causado por bacterias, el efecto sí ha sido el deseado. Encagaron una instalación muy especial a un equipo de microbiólogos e inmunólogos.
Los científicos inocularon dos grandes placas de Petri con bacterias, moho y penicilina y los microorganismos comenzaron a desarrollarse. Tres días después, compusieron el viviente aunque ligeramente desagradable cartel de la película de Steven Soderbergh.
El resultado, pudo ver en un escaparate abandonado de Toronto y fue este:
Fuente: yorucobu.com
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